-Mama, tranquila- le dije antes de pasar por el detector de metales y despedirme- volveré en un par de semanas.
-Lo sé, lo sé… pero sabes que siempre me preocupo cuando viajas y ¿Si un día no vuelves?
-Te prometo que volveré, tan solo quiero conocer mundo, bueno más bien montañas ya sabes lo que me apasionan.
-Lo sé cariño, pero aun así me preocupo y creo que seria mejor que fueras con tu hermana o con tu novia, Susana.
-Mama sabes que Susana y yo lo dejamos hace unas dos semanas- Susana me engaño con mi mejor amigo, ella me dijo que estaba borracha cuando ocurrió aun así no se lo perdone.
-Pues, me caía muy bien…-acabo diciendo mi madre.
En ese momento avisaron de que el vuelo a Londres iba a salir en cinco minutos. Me despedí de mi madre con un abrazo, un beso en la mejilla y un “te quiero” al oído, esto último hizo que se derramaran unas lágrimas de sus verdes ojos. Desee no haber peleado con blanca, mi hermanita pequeña, aun no me había despedido de ella y sentía un gran pesar por no haberlo hecho.
En cuanto se me ocurrió dije:
-Dile a Blanca que la quiero y que la echare de menos- dije gritando desde el otro lado del detector de metales.
-Claro- se limito a decir.
Cuando me senté, una vez dentro del avión, me limite a mirar a mi alrededor, a mi lado había una chica muy joven tendría unos dieciocho o diecinueve años.
Era muy guapa, pelo castaño y de tez pálida, con unos ojos azules hipnotizantes. Me limite a sonreírle pero ella no se conformo con eso.
-Hola- dijo tímidamente.
-Hola, me llamo Carlos.
-Lara, encantada de conocerte.-dijo e instintivamente me tendió la mano, su tacto era como el de una pluma.
-¿Hacia donde te diriges?
-Hacia Londres, mi padre esta allí y siempre que tengo vacaciones vengo a visitarlo. ¿Y tú hacia donde vas?
-Hacia Londres también. Me gustan mucho las montañas.
-A mi lo que mas me gusta es escalar y la música.
-Creo que tenemos mucho en común.
-Si- dijo sonriendo
Cuando paso un rato, ella se quedo dormida y yo saque de mi mochila el ultimo libro que había comprado, se llamaba “Relatos de vampiros y licántropos” era una recopilación de cuentos de vampiros y licántropos, aunque yo no me creía nada de eso, quería probar nuevos temas de lectura, este era uno de los libros que menos me gustaba ya que tenia muy poca acción.
Cuando paso un rato vino una azafata y pregunto:
-¿Quieren los señores unas almohadas o mantas?
-Traiga dos almohadas y dos mantas- le conteste, ya que pensaba que Lara dormiría así mejor.
Pasaron unos minutos y la azafata nos trajo las almohadas y las mantas. Arrope a Lara y luego coloque la almohada bajo su cabeza con mucho cuidado, se veía tan bella durmiendo. En el avión empezó a hacer frió por lo que cogí mi manta y la coloque sobre mis piernas.
Iba a empezar el tercer capitulo del libro cuando empecé a quedarme dormido, cogí mi almohada y la puse bajo mi cabeza, en ese mismo instante Lara se rodeo y me abrazo, yo me puse colorado como un tomate, pensé que no era una buena idea estar tan juntos, tan solo somos amigos pensé pero me sentía muy cómodo en sus brazos. Cogí sus brazos y deshice el abrazo pero aun así seguí mirando. Era hermosa, parecía una diosa salida de un cuento de hadas, su pelo castaño oscuro le llegaba hasta la cintura, lo tenía recogido con unas horquillas en forma de cruz a los lados, se veía tan natural.
En ese mismo instante empezó a removerse y tuve miedo de que viera mi cara tan cerca de la suya por lo que me limite a cerrar los ojos. Note como se incorporaba y llamaba a la azafata le pidió que le trajera un bocadillo y le pregunto que quien había pedido la almohada y la manta que ella tenia sobre su regazo.
- Su acompañante, señorita- le contestó amablemente la azafata-¿Desea algo más?
-Traiga un bocadillo para mi acompañante, por favor- le dijo Lara, utilizando la misma palabra que uso la azafata.
-Claro.
No note que Lara estuviera enfadada ni nada por el estilo, ¿Pero que pasaba? ¿Era Lara? ¿Me estaba besando en el cuello? ¿Que le pasaba esa era su forma de tratar a los amigos? Me removí en mi asiento con la esperanza de que se separara de mí, pero no lo hizo. Era demasiado joven. Yo tenía veintitrés años y ella cuantos diecinueve… Esto no me podía estar pasando tan solo llevábamos unas horas siendo amigos, ella no podía estar enamorada de mi, no podía.
-Despierta dormilón, vamos a aterrizar dentro de unos veinte minutos.- Me dijo
-¿Qué haces?- le pregunte haciéndome el tonto por las caricias que me estaba haciendo, entonces decidí mentirle- tengo novia.
¿Por qué no dejaba de hacerme caricias y de darme besos en el cuello? ¿Donde estaba toda su timidez? ¿Se había esfumado?
-Ops, lo siento. No lo sabía- me dijo poniendo cara de pena y de repente dijo- te he pedido un bocadillo, ¿Esta bien?
-si, claro, gracias- le dije aun ofendido
-Lo siento, me he dejado llevar- dijo
-¿Por qué te disculpas?
-Pues por que no debí de haberme puesto a darte besos de esa forma, lo siento, es que una amiga me dijo que esa era la mejor forma de enredar a un hombre.
-¿Y por que le has hecho caso a tu amiga?
-No lo se, creo que llevo mucho tiempo sola.
-Mírate, eres preciosa, si no tienes novio es por que ninguno de los patanes que as conocido te merecía.
-Gracias- me dijo cuando le conseguí sacar una buena sonrisa con mi pequeño discurso-¿Aún podemos ser amigos?
-Claro.
En ese momento llego la azafata con nuestros bocadillos. A los diez minutos más o menos de terminarme mi bocadillo nos avisaron de que nos abrocháramos los cinturones, íbamos a aterrizar.
Mientras nos comíamos los bocadillos Lara me pregunto mi número de teléfono móvil, me dijo que seria una buena idea ir juntos a la montaña. “Claro” le conteste y acto seguido ella me dio su numero.
Aterrizamos, el viaje se me había hecho muy corto. Me despedí de Lara y fui a por mis maletas. Llegue a la calle y pedí un taxi para que me llevara a recoger mi coche de alquiler, un SEAT león negro y me dirigí al hotel.
2 comentarios:
Me gusto tu blog!
Ya te sigo, espero tu próxima publicación!
Saludoooooooooos :D
Esta maravilloso, seguire leyendo con gusto esta historia.
Te pongo un 10 ^-^
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